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La primera prueba de que te estás convirtiendo en una organización anticipadora es que sigues viva. Para las organizaciones en plena transición de lo analógico a lo digital, poder decir que las puertas siguen abiertas es prueba de que algo va bien. Todavía no te ha eliminado una nanocrisis. Recuerda nuestra definición: "una nanocrisis es un apuro o calamidad cuyo origen radica en la dependencia de una organización de un sistema digital, y cuya velocidad y escala impiden la mitigación inmediata por parte de los humanos".

Esa velocidad y esa escala siguen pillando desprevenidos incluso a los grandes actores. El colapso del sector minorista estadounidense nos ofrece un ejemplo aleccionador. Incluso antes de la pandemia de COVID-19, más de 12.000 tiendas físicas cerraron en medio de una agitación social generada en gran parte por la llegada de "todo en línea". Esta perturbación -denominada apocalipsis del comercio minorista por The Atlantic- continuó tras la pandemia a un ritmo no visto desde la Gran Depresión.

Hay que reconocer que la vida organizativa en el mundo digital post-pivote es arriesgada (incluso sin una pandemia global). Entre las respuestas estratégicas a la amenaza percibida de la disrupción digital, aconsejamos cuatro cosas que deben hacer los líderes.